sábado, 27 de octubre de 2012

Las palabras estorban

Han pasado cinco días de aquel excitante encuentro. Cuando no estoy con ella, la extraño como un maldito loco. El día martes, nos vimos. Fuimos a un lugar en donde a los dos nos gusta estar: un campo de fútbol muy bonito y solitario. En ese lugar pasamos mucho de nuestro tiempo.


Comenzamos a hablar de los problemas que nos ocasionamos, que nada iba ya a ser igual. Decidimos ya no vernos tanto para recuperar la confianza con nuestros padres. Después le dije que no habláramos más de eso y ella comenzó a besarme, le correspondí; nos besamos con mucha pasión. Comencé a tocar sus manos, sus hombros, su cintura, sus piernas, todo su escultural cuerpo. Ella metió su mano en mi camisa acariciando mi espalda. Fue en ese momento cuando paso por mi mente lo increíble que seria pasar toda la vida juntos.
Poco a poco ella comenzó a quitarme la ropa, al igual que ya ella. Es verdaderamente excitante despojarla de su vestimenta por completo y ver su cuerpo desnudo, besar su cuello, su espalda, su pecho. Hicimos el amor. Es realmente fascinante poder disfrutar cada parte de ella. No hay palabras para describir lo bello que es cuando alguien a quien amas se entregue a ti  por completo.


Después de ese bello encuentro cuerpo a cuerpo con ella, nos retiramos de ese lugar. La acompañe a su casa, me invito a pasar. Con miedo a encontrare a su madre pase a su sala, me senté, luego ella me dijo: -mis padres no vendrán en tres horas-. De inmediato me di cuenta que ella quería hacer el amor otra vez. Sonreí y le dije que me tenía que ir, luego me beso, me aventó al sofá y comenzamos ese ritual pasional que tanto me gusta.

Estuvimos dos horas en ese sofá, besándonos, tocándonos, extasiándonos de placer. Para mi es muy grato escucharla decir mientras le hago el amor, que me ama, que quiere que yo sea el único en su vida, que no hay nadie mas increíble que yo. Creo que escucharla decir todas esas cosas alimenta mi ego.

Finalmente, me levante del sillón le dije que tenia que retirarme, o si no, iban a descubrirnos. Ella me beso, me acompaño a la salida y me dio un fuerte abrazó diciéndome: -mañana tenemos que vernos, hay que hablar de muchas cosas-.

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